miércoles, 20 de julio de 2011

El origen de las cosas: de Tinieblas y de Sombras. Simbología.

Las Tinieblas son un símbolo dual y a la vez ambivalente. Se ha hablado, generalmente, de tinieblas por oposición a la luz, dando a ésta, como en la mitología fenicia, el valor de "inteligencia cósmica" o emanación divina. Pero Zolar (Astrólogo del siglo XIII) habla de un fuego negro que es la luz primoduial. Por ello han surgido dos concepciones de las tinieblas. La primera se asimila a lo no manifestado pero inefable. San Gregorio de Nisa enseñó que "el verdadero conocimiento de Dios consiste en comprender que es incomprensible estando envuelto en todas partes como por tinieblas".



La segunda concepción asimila a las tinieblas por oposición a la luz, así como a la tenebrosidad inherente de lo infinito. Es la imagen de las cosas fugitivas, irreales y cambiantes. Y es por ello que el estudio de las sombras fue una de las disciplinas originales de la Geomancia (estudio de los flujos de energía y su influencia sobre las personas).


La ausencia de sombra se explica en la mitología china por tres razones: por haber sufrido un proceso de purificación, por tener la condición de inmortal o por encontrarse bajo el sol cuando éste está en su cénit. Para muchos pueblos africanos, la sombra representa la segunda naturaleza de los seres vivos y está ligada a la muerte. Para los Indios canadienses, en el momento de la muerte el alma y la sombra del difunto se separan de su cuerpo. Mientras que el alma entra en el Reino del Lobo, la sombra permanece alrededor de la tumba y vela por el difunto, relacionándose con los vivos. De hecho muchas creencias estiman que el hombre que ha vendido su alma al Diablo, pierde su sombra. No tiene sombra porque no tiene ser.

En la Alquimia, las tinieblas se identifican como una fase ascenso hacia el aurum philosopharum. En Tristán, Wagner adapta su concepción mística del amor a la oposición Noche-Día (negro-blanco, o mejor, negro-azul). Para él la oscuridad es el dominio del acceso a la finalidad interior, mientras que la luz es el reino de la dispersión en la multiplicidad mundana.

Fuente: Dictionaire des Symboles, Jean Chevalier et Alain Gheerbrant. Diccionario de Símbolos Juan-Eduardo Cirlot.

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