jueves, 6 de octubre de 2011

París, 1900: Ciudad del Ocultismo.

París, 1900. Una combinación que simboliza la efervescente alegría de un mundo perdido hecho de champán y artistas bohemios, bailarinas del Moulin Rouge y vasos de absenta, can-can y pintores impresionistas. Pero pocos saben que la Ciudad del Amor era también la Ciudad del Diablo y que estaba plagada de satanistas y sociedades secretas.

En el París de principios del siglo XX el visitante podía asistir a una representación del oratorio Lucifer de Peter Benoit, estrenado en 1883, y que causaría escándalo en su estreno en Londres cinco años después. O participar en una lectura de poemas y escreitos como las Letanías de Satán de Beaudelaire; El fin de Satán de Victor Hugo, o Las noches de Satán de Jules Bois. Desde los escaparates de teatros y ferias se sentiría atraído por los espectáculos de magia de los seguidores de Robert Houdin... 


Pero quizás le llamaran más la atención la primeras proyecciuones cinematográficas orquestas por un antiguo ilusionista llamado Georges Méliès, cuyo espectáculo de imágenes en movimiento ofrecía títulos como Le manoir du diable (1886), Le diable au couvent (1899) o Les filles du diable (1903). En los salones intelectuales resonaban los ecos de El Anticristo de Nietzsche, publicado en 1888. Y no mucho antes Proudhon invocaba a Satán como símbolo de su filosofía y del eterno rebelde. La obra de Joris-Carl Huysmans, Allá lejos (1891) puso de moda el satanismo de salón.


La fiebre espiritista que tiene Allan Kardec será transmitida a sus seguidores, entre otros el autor belga simbolista Maurice Maeterlinck. La atracción por el esoterismo de los aartistas y escritores simbolistas y decandentes es uno de los motivos por lo que hacen de la ciudad francesa una ciudad mágica, atrayendo a los interesados en el ocultismo.

Samuel Liddell MacGregor se instalayaría allí en 1892, siendo expulsado unos años más tarde, en 1900, de la Golden Dawn, justo a Aleister Crowley. Por su parte, el marqués Satnislas de Guaita, justo con Oswald Wirth y Joséphin Péladan formarían la Orden Kabalística de la Rosa Cruz, a la que pertenecían músicos como Debussy o Erik Satie. Sus enfrentamientos con la Iglesia del Carmelo de Boullan constituye uno de los episodios más pintorescos de la Belle Époque.


Las acusaciones mutuas entre ambas órdenes de incluir entre sus filas a verdaderos satanistas desatará largas disputas que llevarían a creer a sus miembros haber sido víctimas de hechizos y misas negras. Ello llevaría a místicos renombrados del momento, como Guaita, Papus Huysmans y Bois a enfrentarse en duelo. Enfrentamientos que no estarían exentos de ritos mágicos en un intento de perjudicar el contrincante. Así, recorriendo el París de la Belle Époque junto a intelectuales, artistas y magos, el Diablo hacía su entrada triunfal en el siglo XX.

Fuente: Revista Más Allá.

6 comentarios:

Nemesis dijo...

Wau! que interesante, sin duda el Diablo en cualquien época ha sido uno de los mayores temas de atención; es uno de esos personajes que causan gran fascinación a la vez que miedo para la mayoría de los seres humanos.

Me encantó el poster de Houdin.
Saludos ;)

Madame Macabre dijo...

Némesis - Cuando leí este artículo en la revista me pareció muy interesante, y el otro día me pidieron que hiciera más posts sobre este tipo de temas. Tengo otros en la reserva que iré incorporando n_n.

El póster de Houdin es realmente genial :D.

Muchas gracias por comentar, un saludo :).

Deus Elfen dijo...

El Diablo, el Diablo... Qué sería de la humanidad sin él? Jejeje... no lo digo en un sentido satánico, pero como dijo Némesis, es una fuente de inspiración causa fascinación y miedo en las personas y hasta cierto punto, eso es lo que le da sentido a la vida no? Es decir, las personas muchas veces necesitamos algo en que creer, aparte de nosotros mismos, y, como dice la canción El Circo de El Cuervo de Poe (si no conoces al grupo, búscalo porque es muy interesante), unos le llaman a eso en lo que creen suerte, otros dios... en fin, si creemos en algo "positivo" por ontonomasia tenemos que creer en algo negativo, digo, una no es nada sin la otra, dios o lo que sea nos da como ese sentido de cercanía, como de protección y aquello que nos mantiene lejos del mal (Diablo), si lo vemos de ese modo,los franceses no andaban tan decarriados como muchos podrían pensar jajaja... Ya mucha filosofía XD... Te felicito por el blog Madame Macabre, llevo un tiempo siguiéndolo y nunca me animé a dejar un cometario, a por cierto, hoy me di una vuelta por Crónicas de Asgard y Midgard y me tuve que leer toda la saga, esta buenísima te felicito, eres una gran escritora!

Saludos desde Costa Rica.

Madame Macabre dijo...

Deus Elfen - En todas las religiones tienes un punto de luz y un punto de oscuridad, el ser humano tiene una curiosa forma de justificar la existencia de ciertas cosas por la mera existencia de su contrario. O que quizás queremos creer que todo lo bueno tiene un opuesto malvado y viceversa... No deja de ser la obsesión humana de encontrarle un sentido místico a todo, supongo XD.

Me alegra que te guste el blog y que te hayas animado a comentar, eso siempre anima n_n. Y me alegra muchísimo que te gusten las Crónicas de Asgard y Midgard. Muy pronto publicaré el siguiente capítulo :D.

Un saludo :).

Anónimo dijo...

La religión ha hecho mucho daño...pero también ha dado de comer, ha creado leyendas, libros, juegos y demás personajes que merece la pena recordar.

Madame Macabre dijo...

Ínfila - Como todo, tiene sus luces y sus sombras, y forma buena parte de nuestra cultura y tradiciones. Creo que a todo se le puede encontrar su lado interesante :D.

Muchas gracias por comentar :).